Monday 31 August 2015

Tofo

Me repito, lo sé, pero no tengo más adjetivos para describir este lugar a parte de 'paradisíaco'.
De nuevo nos topamos con playas interminables, desayunos con ballenas a la vista, despertares con sonido a olas, personas estupendas en cada esquina y palmeras que inundan el paisaje con todos los tonos de verde que existen. Cierto es que mis anteriores destinos fueron mágicos, pero Tofo tenía tanto que ofrecer que casi lo convertí en un pseudo-hogar.
Tuve la suerte de nadar con delfines, bucear entre morenas, estrellas de mar, tortugas y peces de unos colores que nunca había visto, conocer a personas con una visión de la vida completamente ajena a la que traemos los occidentales y, en definitiva, hacerme parte de esa maravillosa actitud hacia la vida. Tofo, tal y como lo describe la gente que vive allí, es como una burbuja, un lugar aislado y paralelo al mundo real, donde se vive con absoluta tranquilidad, no se precisan medios de comunicación y se sintoniza con las personas y el mar de manera natural. Es un lugar de paz y cero horarios, donde uno se mueve sin ninguna prisa y la palabra 'estrés' ni se comprende. Y cierto que es turístico, pero de ese turismo tan respetuoso y medido que gusta. Conocimos a gente de todo el mundo, con diferentes perspectivas y ambiciones, pero que se encajaban en ese pequeño reducto que es Tofo con total facilidad. Yo la primera. Ese sitio engancha, y mucho.

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