Isaura es directora de una escuela en Gurué a la que acuden niños y niñas de primaria y secundaria. Al parecer, hay poquísimos centros de secundaria en la zona por lo que la demanda es alta. Isaura nos cuenta que algunos niños se levantan a las 3 de la mañana para caminar 45kms a la escuela. Como modo de apoyar a las niñas de la zona, se creó la casa anexa, en la que viven las niñas cuyos recursos son insuficientes para acudir de otra manera. En vacaciones aquellas con familia vuelven a casa, pero las que no tienen a nadie, ahí se quedan todo el año. Isaura comenta que tienen suerte porque la escola dispone de mesas y sillas y hasta pizarra, y tan solo hay 40 alumnos por clase. Tras visitar la zona y oír datos de los locales acerca de la normalidad de tener de 80 a 100 alumnos por clase, cierto es que sí tienen suerte.
Tienen un una posibilidad de educarse, de labrarse un futuro y de sacar a sus familias de la pobreza.
Y se nota a primera vista que se toman esa responsabilidad muy en serio.
En cada esquina de los jardines de la casa hay una joven estudiando, concentradísima en sus deberes.
Al vernos, una nos pide humildemente algo de ayuda con un problema de matematicas.
Veo x,y,cuadrados y demás símbolos que me bloquean las neuronas y la intento ayudar, pero ella nos acaba mirando en plan, eehh bueno es igual.., y sigue rebanándose los sesos en el banco de al lado, queda claro que no se rendirá.
Pienso, si de pequeña hubiera mostrado el interés de estas chicas por estudiar y aprender, hoy sería una pseudoeinstein.
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